martes, 28 de julio de 2009

Algunos trabajos que podrian hacerce

La inminencia de las elecciones no sólo se palpita en los medios de comunicación o en los comités de campaña: en las imprentas, las máquinas rotativas funcionan sin parar para tener listos los millones de boletas que dentro de una semana van a llenar los cuartos oscuros de todo el país.
En una de las imprentas más grandes de Buenos Aires, cuatro enormes rotativas imprimen 40 millones de boletas por día para más de 20 partidos de la Capital, Buenos Aires y algunas provincias.
La medida, la tipografía, los cuerpos de las letras y los colores (blanco y negro) de las boletas se realizan sobre la base de los parámetros que dispone la justicia electoral.
Los partidos políticos más grandes encargan una cantidad de boletas idénticas a cinco padrones, es decir, cinco boletas por persona habilitada para votar. Las fuerzas más chicas, en cambio, mandan a imprimir un cuarto de padrón, que en el cuarto oscuro representa una boleta cada cuatro votantes.
En estas elecciones hay 26.098.099 personas habilitadas para votar en todo el país, según datos de la página web del Ministerio del Interior.
Trabajar para los políticos requiere tomar ciertos recaudos: el gerente de producción de la imprenta Balbi, Claudio Balbi, que desde su local de Wilde trabaja para fuerzas de todo el país, comentó a LA NACION que cobra su trabajo antes de las elecciones porque después se hace "complicado". Entre otras razones, los partidos dicen que no pueden afrontar el pago porque -explican- no reciben los fondos que el Estado debe proveerles.
Tener una imprenta debe ser una empresa redituable económicamente, por lo que no se hacen distinciones partidarias a la hora de aceptar encargos de trabajo.
Claro que el negocio también tiene sus "códigos de caballerosidad". Por caso, el imprentero Balbi contó a LA NACION la delicada situación que se le presentó a partir de la dura pelea entre el presidente Néstor Kirchner y su ex aliado Eduardo Duhalde.
El PJ bonaerense (dominado por el duhaldismo) le había encargado primero una millonaria cantidad de boletas. Cuando el kirchnerista Frente para la Victoria le fue a pedir el mismo trabajo, Balbi sólo aceptó realizar un porcentaje de impresión mucho más chico que el que se había comprometido con los duhaldistas.

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